En transito…

Lo interesante del inicio de un nuevo ciclo, es la oportunidad que se abre en frente de nosotros como una página en blanco…

Para caminar más firmes, para cometer otros errores y como no, también para poner en práctica lo aprendido.

Durante nuestro andar descubrimos que cada persona coincide con nosotros lo hace por una razón en particular… Y si prestamos atención podremos notar que estas se pueden clasificar como personas que son camino, unas que son puentes y otras destino.

Sucede que a veces confundimos el motivo por el cual llegan a nuestras vidas, e idealizamos el propósito de su existencia en ese momento.

Una persona camino es aquella que aparece para acompañarnos a experimentarlo todo; normalmente suele llegar en nuestros años de juventud…  Es cuando surgen los arrebatos, las ilusiones y sobre todo la falsa idea de que lo sabemos todo; junto a esa persona por un buen tiempo nos llevamos el mundo por delante. Pero como son camino, un día cambian la dirección, siguen, y seguimos sin ellas.

Luego llega esa persona puente… Y no necesariamente es una, pueden incluso ser varias.

La persona puente es con la que nos forjamos; porque debemos recordar que somos como una pieza que va tomando forma con el tiempo. Esa persona nos ayuda a descubrirnos, es con quien aprendemos a conocer el significado de la vida, el valor de los momentos y las cosas, esa persona nos pule, nos alienta a ser mejores. Pero no dejan de ser un puente, es transitorio, es lo que une un punto con otro… Por eso no se quedan.

Entonces y sólo gracias a la persona puente (o las personas puentes) podemos finalmente encontrar a la persona destino…

Para cuando esto sucede, ya no somos esos chiquillos experimentando con la vida, tampoco somos esos adultos inseguros que no saben lo que quieren… Cuando conocemos a la persona destino, ya somos seres completos antes de que llegaran, ya sabemos con exactitud lo que deseamos y hemos aceptado lo que somos.

Al llegar la persona destino, ya sabemos diferenciar entre estar con alguien por costumbre o por amor… Y como no, sabemos verdaderamente que no es igual la felicidad y la plenitud. Vivimos. Encajando una pieza en otra casi de manera exacta.

Camino, puente y destino, nunca suele ser la misma persona… Queramos o no, cada una tiene un cometido y un porqué.

Terminando de empezar…

Cada final es un comienzo…

Memorias que vamos dejando en el ayer mientras desperdiciamos un presente haciendo planes para el futuro.

Unos ciclos se cierran y otros se quedan entre abiertos para recordarnos que todavía la lección no está aprendida…

Hacer las paces con eso que fuimos, es sin duda lo que más cuesta; levantarse el castigo, tomar lo bueno y recuperar la energía para volver a intentarlo.

Reconocer que no nacimos con un destino escrito, que las historias comienzan paso a paso, letra a letra, y se forjan entre risas y llantos… Caídas y altos vuelos, pero que sin duda alguna es toda nuestra y nos pertenece desde ese primer suspiro, confirmando nuestra llegada al mundo.

Todo comienzo es el final de algo… Y está en cada uno elegir lo que termina. Darle paso a lo que inicia.

Memorándum…

Permítete volar muy alto… Pero aterriza de vez en cuando.

Por  muy emocionante que resultara, pasar demasiado tiempo en el cielo puede hacer que pierdas la noción de la realidad que existe en el suelo.

Proponte una meta y lucha por alcanzarla; pero jamás olvides disfrutar del trayecto que te conduce hacia ella; aunque cueste creerlo, el camino transitado es la parte más importante del destino.

No te esfuerces por ser feliz,  la felicidad nunca será algo que tengas que forzar… Surge libremente, y fluye como agua de río en busca del mar.

Mira siempre hacia adelante, llevando contigo el aprendizaje de lo que vas dejando atrás.

Mantén el enfoque en lo que deseas, pues la suerte no es más que el encuentro oportuno entre la preparación y la oportunidad.

No esperes respuesta a cada pregunta; recuerda que en ocasiones el silencio suele convertirse en una contestación.

Confía en el poder que llevas dentro de ti para convertir cada día en la mejor experiencia…

Ama y ámate, aprende a enamorarte de lo que eres, conquístate y bríndate lo mejor; después de todo no podrás dar a otros, aquello que no tienes. Todo comienza en ti.

Conserva el entusiasmo y alimenta de alegría a tu espíritu… Lo parezca o no, el mundo todavía sigue siendo hermoso y tú eres parte de esa belleza.